Entonces qué, ¿debería hacerme médico de mayor? ¿O escritora? Es un poco lo mismo, ¿no?, dice un personaje de Muriel Barbery, en su superventas La elegancia del erizo. Pero, ¿es posible una literatura curativa en esta época postmoderna? ¿Es compatible la curación con cientos de miles de ejemplares vendidos? La postmodernidad nos ha hecho lúcidos y lúdicos, pero también cínicos y frívolos.
Somos producto de nuestra época. Para que en una sociedad suceda un crack como el del 29, es necesario que sea rígida. La actual crisis nos pilla demasiado descreídos. Nuestra sociedad, nuestros valores, son dúctiles, flexibles. A los descensos histórico de las bolsas, les suceden alzas inexplicables. ¿Quién puede aferrarse a una certeza, aunque sea la del más negro futuro? ¿Quién puede creer en que un texto cambie el mundo, a una sola persona, una simple opinión?
Ello no es obstáculo para disfrutar una vez más de otra novela.
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