El pasado domingo 19 Christian Salmon afirmaba en una entrevista en El País sobre su libro Storytelling: "Lo que he intentado hacer en el libro es mostrar cómo se construye, al lado de la realidad, un orden nuevo del relato, un orden ficticio que sustituye a la realidad". Dos días antes, un artículo en el mismo diario de Antonio Núñez, hablaba del relato de los dos candidatos a la presidencia de USA, de su sentido, amplificado al nivel planetario -convertido en largo culebrón con capítulos casi diarios-. Nos enteramos que Núñez es autor del libro ¡Será mejor que lo cuentes! Los relatos como herramientas de comunicación-Storytelling. Según parece este es el nuevo paso que ha dado la artrítica Semiótica. En los tiempos de su esplendor, a los objetos, a las marcas, a las personas, las atribuían cualidades, valores añadidos. Los tiempos cambian. En la entrevista, afirma Salmon, "una marca es hoy en día una historia". Es la era del storytelling, del relato. Ambos autores coinciden en analizar la vertiente política del relato. Raquel Herrera, cuyo blog lleva por nombre Tempus fugit, parece ocuparse de la vinculación entre narración y arte.No cabe duda de que vivimos rodeados, saturados de relatos.
domingo, 26 de octubre de 2008
El relato del mundo
El pasado domingo 19 Christian Salmon afirmaba en una entrevista en El País sobre su libro Storytelling: "Lo que he intentado hacer en el libro es mostrar cómo se construye, al lado de la realidad, un orden nuevo del relato, un orden ficticio que sustituye a la realidad". Dos días antes, un artículo en el mismo diario de Antonio Núñez, hablaba del relato de los dos candidatos a la presidencia de USA, de su sentido, amplificado al nivel planetario -convertido en largo culebrón con capítulos casi diarios-. Nos enteramos que Núñez es autor del libro ¡Será mejor que lo cuentes! Los relatos como herramientas de comunicación-Storytelling. Según parece este es el nuevo paso que ha dado la artrítica Semiótica. En los tiempos de su esplendor, a los objetos, a las marcas, a las personas, las atribuían cualidades, valores añadidos. Los tiempos cambian. En la entrevista, afirma Salmon, "una marca es hoy en día una historia". Es la era del storytelling, del relato. Ambos autores coinciden en analizar la vertiente política del relato. Raquel Herrera, cuyo blog lleva por nombre Tempus fugit, parece ocuparse de la vinculación entre narración y arte.No cabe duda de que vivimos rodeados, saturados de relatos.
viernes, 3 de octubre de 2008
Literatura curativa
martes, 30 de septiembre de 2008
Disciplina y rutina
sábado, 30 de agosto de 2008
Reivindicación del turismo
El turista sale de su casa, de su pueblo, de su ciudad y también de su rutina y de sí mismo. El turista, aunque nunca se interese por todo ello, visita museos, monumentos, edificios históricos, admira cuadros, estatuas, colecciones etnográficas, paisajes, prueba comidas extrañas, echa de menos lo que a diario le resulta indiferente, abre sus ojos a lo diferente, a razas y costumbres y formas de vida desconocidas, conoce el riesgo de viajar en avión, de perderse en un metro de una ciudad desconocida, de equivocar el camino y no encontrar el hotel, hace amistades, se siente gregario y toma conciencia de su propia individualidad.
No sé si todo ello le convierte en un humanista. Tampoco creo que el sistema escolar posibilite esa transformación y, mucho menos, los medios de comunicación. El turista no regresa a su casa igual que salió, por más refractario que sea al cambio.
El turismo, entre otras virtualidades -sobre todo económicas- se ha revelado como uno de los principales modos de educación de masas. Y, desde luego, de aprehensión narrativa de la realidad.
viernes, 25 de julio de 2008
Seres de palabras
Podría decirse que la cita resume lo que en gran medida es / ha sido la literatura: estrategias del yo. Que la poesía lo haya sido, al menos desde el Romanticismo, no nos extraña demasiado; que la novela lo haya sido, quizá nos resulta censurable. Qué difícil ha sido poder representar la realidad -aunque sea una realidad ficticia- sin sucumbir a las anteojeras del yo. La gran literatura del siglo XX puede estudiarse a la luz de una huida del escritor del yo-autor. ¿Podría calificarse el resultado de fracaso? Crematorio intenta huir de la mirada del yo, tantas veces camuflada en una tercera persona o en el objetivismo más frío.
"Los hombres vivimos y morimos solos, la individualidad es algo infranqueable. Nadie puede atravesar esa frontera que nos separa del resto del mundo (somos yo y lo demás, que nos rodea, nos cerca, pero no nos penetra, lo que nunca acaba de ser parte de nosotros)."
Puede que esa sea la razón última de la omnipresencia pegajosa del yo y del hecho mismo de la literatura: ¿qué demonios hacer con esa aprehensión personal de la realidad? Crematorio da voz a múltiples voces personales. Todas se autojustifican, todas muestran una parte de razón y otra de mezquindad, una dosis de idealismo y otra de fracaso. Pero, en el fondo, la visión sumada, totalizadora es la del autor. ¿Inevitable?
"A lo mejor hubo un tiempo en el que uno podía engañarse, pensando que un escritor podía ser alfarero del mundo. Que sus palabras participaban del valor performativo que tiene el verbo de Dios, que, con solo nombrar la luz, enciende el sol, la luna y las estrellas. Hoy ya sabemos que no hay nada de eso."
Por supuesto, Crematorio no es una novela ingenua, aunque todo aquello que contenga una denuncia nos suena hoy -tan postmodernos nosotros- ingenuo. La denuncia de la novela es más radical que la corrupción, que los oscuros e ilícitos tejemanejes que hay detrás de toda fortuna. Los personajes no son otra cosa que palabras. Sus razones, su parte de verdad y de razón, no son más que palabras, una detrás de otra, con mayor o menor fortuna retórica, pero palabras. Y nosotros mismos, personajes o personas reales, no somos más que palabras y las razones que sustentan nuestra visión del mundo y nuestra forma de comportarnos no son más que palabras. Todos seres de aire, vacíos, sin costuras, volátiles. Ni los personajes de Crematorio ni nosotros, sus lectores, tenemos ningún otro anclaje en la realidad que las palabras. Y, como se deduce de la novela, no las hay verdaderas o falsas, sólidas o ligeras, encubridoras o sinceras. Todas son equivalentes. ¿Quién se atreve hoy a juzgar a los demás, sus razones, su forma de vida?
La novela, tremenda, magnífica, nos ofrece un espejo de vacío en el que mirarnos.
viernes, 4 de julio de 2008
Recorrido
domingo, 29 de junio de 2008
Sólo distancias
domingo, 22 de junio de 2008
Regreso
Al final de la jornada, en la cama a oscuras se superponen la mujer de espalda ancha que cuidaba de su hijo en los columpios del parque, el grupo de matrimonios sentados al lado, en la terraza de un bar, la joven de las cejas tan marcadas que paseaba a un perrito diminuto y silencioso, la camarera extranjera con acento de película. El patchwork de los seres humanos.
Ahora, ya de regreso, en la madriguera rodeada de montañas, cubierta de un azul que tiende al blanco, sólo cabe esperar.
viernes, 6 de junio de 2008
Viajes
He aquí la primicia personal de todo ello: les presento Días de peregrinación. Italia.
jueves, 5 de junio de 2008
Futuro
Los anuncios de Endesa y de Repsol, algo ñoño el primero y tremendamente esteticista el segundo -vivimos embebidos de lujo estético-, parecen dos palmaditas en la espalda antes de que el desánimo cunda entre nosotros. Inventar el futuro, inventar el medio de rescatar el futuro aparecen ahora casi como brindis al sol, como sueños de ilusos optimistas. Y más cuando esos mensajes provienen de quienes todos los indicios apuntan como fuerzas activas de la degradación que nos aguarda.
viernes, 23 de mayo de 2008
El mito de Internet
Los medios seleccionan aquello que confirma la imagen de la realidad -de esta y de cualquier otra- que, en el fondo, ellos mismos han creado. Los mass media tienen el poder supremo de construir la realidad y este es su modo de representarla/crearla. Frente a su poder omnímodo, la literatura y el arte apenas pueden competir. ¿Se habrán repartido los papeles y al arte le ha correspondido el de mero objeto -todo lo refinado o culto o vulgarizador que se quiera- de entretenimiento?
martes, 13 de mayo de 2008
El peso de las ideas
La frase está llena de decepción, de aceptación del poder superior del paso del tiempo que borra la importancia de todo, incluso de esa invención tan sobrevalorada llamada verdad. La frase tiene un regusto de rendición, de dejación de la lucha por el conocimiento. Pero también nos libera del peso sagrado de las grandes palabras, de una responsabilidad que paraliza. La culpa, la verdad, lo dicho, lo hecho, ¿qué importancia tienen al hacer el balance final?
domingo, 11 de mayo de 2008
Historias verdaderas
Volvemos a un tema que espero sea recurrente en este blog: la representación de la realidad, o el arte y la realidad, o mundo y literatura: qué representa el arte y por qué, cómo puede hacerlo, qué espera que le diga el lector o el espectador o el oyente. Y todo ello, hoy, ahora, para el futuro inmediato. Me parece un aspecto cardinal de la reflexión artística. Quizá la única.
Es posible que el deslizamiento de la ficción hacia la realidad que es posible observar en la novela actual tenga algo que ver con el descrédito de las "historias verdaderas" de las que habla Martín Garzo. O que sólo se trate de una nueva forma de adaptarse a las necesidades de escritores y lectores contemporáneos. No estoy seguro de cuál es la opción correcta, si es un síntoma o un remedio.
"Curiosamente, la falta de referencias a esas historias verdaderas que constituyen la base del mito ha provocado un empobrecimiento tanto de la realidad como de la ficción". Esto es lo que hoy sucede, quizá no exclusivamente por la ausencia de historias verdaderas. ¿Es esa afirmación aplicable a todas las culturas, por ejemplo, la islámica o las africanas?
¿Es posible que la ficción haya salido al rescate de esa realidad una vez que se ha producido, según Gustavo Martín Garzo, un "radical descrédito de lo real"? Desde luego, la sobreabundancia de información, de imágenes que aparentan haberse apropiado absolutamente del mundo real, accesible para todos al instante, ha podido hacernos intuir que, en contra de lo pudiera parecer, la realidad se nos escapa. Y necesitamos agarrarnos a ella, porque es el medio natural en el que respiramos. ¿Y de ahí que el territorio de la ficción se vea ocupado por el de la no ficción? ¿O es sólo una reacción contra el exceso de ficción de la novela comercial (histórico-policíaca...) o un síntoma de rendición frente a otros formatos (los visuales) que han ganado la batalla en el relato de historias?
jueves, 8 de mayo de 2008
lunes, 5 de mayo de 2008
Cultura & show business
miércoles, 30 de abril de 2008
Un novelista en la Academia
"Necesitamos saber algo enteramente de vez en cuando, para fijarlo en la memoria sin peligro de rectificación. Necesitamos que algo pueda contarse a veces de cabo a rabo e irreversiblemente, sin limitaciones ni zonas de sombra o sólo con aquellas que el creador decida que formen parte de su historia. Sin posibles correcciones ni añadidos ni supresiones ni desmentidos ni enmiendas. Y lo cierto es que sólo podemos contar así, cabalmente y con sus incontrovertibles principio y fin, lo que nunca ha sucedido.
Lo que no ha tenido lugar ni ha existido, lo inventado e imaginado, lo que no depende de ninguna verdad exterior. Sólo a eso no puede agregársele ni restársele nada, sólo eso no es provisional ni parcial, sino completo y definitivo."
Resulta, por tanto, que es más fiable lo ficticio que lo real. En cualquier caso, todo lo relatado resulta siempre ficticio. Y lo ficticio suele hablar inevitablemente de lo real. Se cierra así el círculo: sólo es convincente lo ficticio que, paradójicamente, se refiere a lo real. Nada de todo esto parece tener demasiado sentido. Y, sin embargo, funciona. Quizá porque en sus trazos, en sus huellas, encontramos más sentido a la realidad que en su mismo acontecer. El modo de aprehender la realidad que propone Marías es simple: contarla. La representación de la realidad es sencillamente su invención.
domingo, 27 de abril de 2008
Velada poética dentro de las "Jornadas del libro"
El viernes, a una hora que casi podía calificarse de "blanca", salimos al ruedo del escenario de la Casa de la Cultura de Arenas a recitar poemas. Seis poetas y una intérprete de flauta. Es posible que el número de espectadores alcanzara la cifra de lo exitoso, seguro que la de aceptable. Recitamos más poemas ajenos que propios. Al final, lo más llamativo fue que varias personas nos dieran las gracias; alguna calificaba la velada como de "un regalo". Puede que sea así. La poesía ofrecida sin contraprestaciones, recibida sin prejuicios, se convierta en un lujo, en un gran regalo. Aunque nosotros no hiciéramos más que de intermediarios.
sábado, 26 de abril de 2008
23 de abril
El contraste con lo que sucede en Cataluña, en Barcelona, ciega: hordas de lectores arrasan los puestos de Las Ramblas y encandilan a sus parejas y amigos con libros y flores. La política también se entremezcla y potencia la celebración. No es tanto que la fiesta refleje lo que es Cataluña como lo que quiere llegar a ser. Es el espejo de los deseos. ¿Qué decir en cambio de nuestra comunidad, que no siquiera sabe a ciencia cierta qué clase de evento conmemora?
La fiesta del libro trae artículos sobre su decadencia o su pujanza. Monika Zgustova, en El País, se sacude los tópicos y afirma que su salud limita con las regiones del mito: "De todos los campos de la creación, el del libro es el más dinámico y diversificado: ni las artes plásticas, ni la música o el cine pueden ofrecer anualmente tanta riqueza de nuevos talentos como lo hace el mundo del libro. [...] Y toda esa efervescencia es posible gracias, finalmente, al lector que, en la soledad, sigue dispuesto a descubrir tanto a los clásicos como a los nuevos autores."
El contraste con lo que hace poco decía Philip Roth en una entrevista en el mismo diario, es absoluto: "El problema es que el hábito de la lectura se ha esfumado. Como si para leer necesitáramos una antena y la hubieran cortado. No llega la señal. La concentración, la soledad, la imaginación que requiere el hábito de la lectura. Hemos perdido la guerra. En veinte años, la lectura será un culto."
¿Quién tendrá razón? Lo que parece seguro es que la industria editorial ha despertado como industria: planifica lanzamientos con el mismo sistema invasivo como si se tratara de películas norteamericanas, opta por libros de formato generoso, tapas duras y precio en consonacia. Se aproxima a una industria del ocio. A fin de cuentas, si para un niño se gasta en un videojuego 30, 40 o más euros, ¿por qué un adulto no va a estar dispuesto a emplear 20 o hasta 30 euros en un entretenimiento bien envuelto de continente y mercadotecnia?
Por otro lado, creo que vivimos en la época de toda la historia de la humanidad en que más se lee y se escribe, gracias a Internet, por supuesto. Y esto no tiene visos de cambiar. Lo que posiblemente dé lugar a un nuevo mundo cultural, con otros valores y otros modos que aún están por nacer o acaban de hacerlo y aún no somos capaces de verlos y encorsetarlos en un nombre y una definición.
martes, 22 de abril de 2008
No Ficción
"Fácilmente aceptamos la realidad, acaso porque intuimos que nada es real", dice Borges en El Aleph. Pero ¿qué nos convendría más? ¿Tomar a la realidad por real o asumir que su irrealidad es la característica?
Sin duda nos libraríamos de un número incalculable de cargas si apostamos por la segunda opción. Gracias a tomar la realidad por irreal o, simplemente, como dice Borges, intuir en silencio que cuanto sucede pertenece a la ficción, obtenemos un impulso de inmortalidad. Un impulso de salvación que nos exime gloriosamente de un sinfín de preocupaciones, desdichas y padecimientos.
Más o menos ese es el fragmento del blog de Vicente Verdú que se reproduce en el reportaje que sobre este escritor valenciano publica hoy El País a propósito de su último libro, No ficción. Tenía ganas de escribir sobre este libro desde que lo leí hace unas semanas. Desde hace años me ha seducido su mundo literario, si es que aceptamos este adjetivo como válido para cualquier producto escrito, ya sea artículo, libro de ensayo o novela; y Verdú ha conseguido crear un mundo literario perfectamente reconocible. No ha sido una manía exclusivamente personal. Su indagación en los síntomas del presente, su visión del hoy desde el mañana o el pasado mañana, ha tenido eco en autores que ahora aparecen como abanderados de una nueva literatura.
Su último libro, sin género aplicable, un género nuevo e híbrido, representa una vuelta de tuerca más, lógica, a esa región que una parte de nuestros novelistas ha cartografiado: la disolución entre realidad y ficción. Frente al primer modelo postmoderno que proponía un relato ficticio trufado de realidad, de sobreentendidos y de puro guiño lúdico, Verdú nos propone la realidad del yo como ficción. Y, a la vez, la ficción como no ficción. No juega a meter el pie en el agua, sino que se lanza de cabeza a la piscina. Dinamita la distinción entre lo verosímil y lo verdadero. Lleva al lector al otro lado de la construcción del relato, en el supuesto de que no existe relato, sólo vida, o vida relatable y, por ello, ficticia. Se corresponde con el diagnóstico presente en una de sus obras en la que explicaba que el capitalismo de ficción en que vivimos lleva al sujeto a vivir su propia vida como una novela o una película.
Una tendencia del arte de cierto eco mediático ofrece el propio cuerpo del artista o su vida como producto artístico. No ficción puede ser su correlato literario. Puede parecer, como muchos que la postmodernidad ha abierto, un camino sin salida. Verdú enumera las claves de esta nueva escritura: lenguaje estético, un yo "liberado del exceso de ego" como protagonista, tono introspectivo y ensayístico, el fragmento, el detalle -lo único de lo que se puede hablar hoy-, el humor, la ironía. ¿Cuántas obras como No ficción podrían escribirse? ¿Cuántas estaríamos dispuestos a leer?
Queda, sin duda, la labor de demolición. ¿Existe diferencia entre ficción y realidad? ¿Es posible acercarse a una obra artística desde una perspectiva distinta a la de la representación? ¿Puede hoy representarse la realidad, aun de forma intencionada y subjetiva? ¿Existe algo que podamos llamar "realidad", distinguible de la ficción? ¿Merece la pena la ficción en un mundo sobresaturado de relato -incluso la propia vida- y, por tanto, de ficción?
lunes, 21 de abril de 2008
Modigliani (II)
Kikí de Montparnase, por Kisling
viernes, 18 de abril de 2008
Modigliani (I)
miércoles, 16 de abril de 2008
La isla invitada
"La isla invitada" -o "las islas invitadas"- es una imagen ambigua. ¿A qué se refiere exactamente? ¿Son los poemas las islas? ¿Cada uno de nosotros? ¿Los referentes del mundo real que aparecen en los poemas, convocados a quedarse a vivir precisamente en sus versos? Puede ser algo de ello o todo al mismo tiempo; o nada. Probablemente esa asociación inesperada, y sencilla, sea la que haga que la imagen perdure en nuestra memoria. La isla invitada. Me gusta su sencilla sonoridad.
Dentro del libro Las islas invitadas, del año 1936, aparece el poema "En el disfraz del mundo". Desde la primera vez que lo leí me gustó la ingenuidad naïf de su tono, su falta de pretenciosidad. Y me pareció una excelente poética, sin retórica, asequible, de proporciones humildes e inagotables. "¿Qué mayor alegría / que escribir para el disfraz del mundo?". Esa puede ser -al menos de momento, hasta la próxima ocasión- la razón última de la literatura: disfrutar hablando sobre el muestrario real y aparente del mundo.